Los dos trabajos de Georgina Rodríguez

Perfiles Random
4 min readAug 31, 2020

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“Estaba temblando frente a él. Soy muy tímida y me agité frente a una persona que, con una sola mirada, me tocó profundamente”. La descripción que hace Georgina Rodríguez de su primer encuentro con CR7 parece salida de un cuento de princesas o de una película porno. Esta ambigüedad se establece a partir de los verbos que Georgina elige: temblar, agitar y tocar pueden describir profundos procesos emocionales, pero también acciones sexuales concretas. Esta ambigüedad léxica es reflejo de la dicotomía estética que caracteriza el personaje público de Georgina. En su instagram, donde la siguen veinte millones de personas, comparte fotos de la opulencia monárquica en la que vive: yates, vacaciones en islas griegas o italianas, autos deportivos para millonarios. Pero mezcladas con esas fotos, aparecen otras de su cuerpo, mientras entrena, modela o se maquilla. Su cuerpo: una herramienta de trabajo afilada hasta la perfección, al que no le sobra absolutamente nada.

El cuerpo de CR7 es probablemente el más mirado en el mundo: su instagram, con 237 millones de seguidores, es el más popular del planeta. Absolutamente todo en la vida de CR7 está ahí para ser mirado, para ser admirado. Y en el centro de su imperio está su cuerpo, que funciona como modelo de la perfección de la anatomía humana pero también como ejemplo posthumano: al contemplarlo, muchas veces parece haber adquirido músculos y tendones inéditos para el resto de los seres humanos. Él sabe (todos sabemos) que ese imperio fue construido gracias a ese cuerpo, que le sirve tanto para ganar Champions League como para ser modelo de ropa interior. Georgina sabe todo esto y cumple a la perfección poniendo y manteniendo su propio cuerpo: uno de los (al menos) dos trabajos que se le exigen.

Los verbos en la descripción de Georgina también nos permiten imaginar la escena en la que se conocen: ella, con 22 años, princesa descalza deslizándose por un local de Gucci cuando aparece él, metro noventa de potencia y fama y fortuna. Él la descubre y la saca del anonimato y la transporta hacia su verdadero destino, que siempre le estuvo reservado.

La narrativa de la mayoría de las relaciones de jugadores de fútbol suele ser: a- el jugador y su pareja son novios desde la adolescencia y eventualmente se casan, o b- el jugador de fútbol comienza a salir con una famosa, hasta que eventualmente se casan. La clave es la paridad de condiciones: o los dos son ignotos y alcanzan la fama juntos o los dos son ya famosos y se asocian. Por eso la historia de CR7 y Georgina Rodríguez comparte la narrativa de las historias de princesas: una circunstancia fortuita hace que el príncipe y la protagonista, habitantes de mundos diferentes, se encuentren y ese encuentro supone un cambio de vida radical para ella. No tanto para él, que la incorpora en su universo, sino para ella, que deja atrás una vida de sufrimiento. Y en el caso de Georgina sí que hubo sufrimiento: nació en una familia clase media baja en Avellaneda, su papá fue un jugador de fútbol frustrado que jugó en las inferiores de Racing y terminó trabajando en un hamburguesería. Georgina estudia ballet desde los cuatro años. Cuando terminó el colegio, Georgina se mudó de Jaca, la ciudad donde creció, a Madrid. Los siguientes años trabajó de camarera, y atendiendo tiendas de Gucci y Prada.

El primer encuentro fue en 2016. Hoy ella todavía no es su esposa, pero es madre de uno de sus hijos: el segundo de sus trabajos. Alana Martina, la hija de CR7 y Georgina Rodriguez nacida en 2017, es el primer hijo de CR7 que no nace en condiciones misteriosas. Esto es importante porque CR7 viene diciendo hace años que planea tener siete hijos, quizás para terminar de asociar su nombre al 7, el número que según tradición judeocristiana y para la mayoría de civilizaciones antiguas (desde la helénica hasta la persa, pasando por los tibetanos y asirios) representaba la perfección.

Por ahora hay cuatro. El primero es Cristiano Ronaldo Junior, nacido en 2010, de madre desconocida. Después vinieron los gemelos Eva y Mateo, nacidos por inseminación artificial y de una madre también desconocida. Algunos portales de noticias sostenían que CR7 eligió a la madre por catálogo. Lo cierto es que no se sabe casi nada y ambos estuvieron rodeados de rumores y suspicacias. El nacimiento de los primeros tres hijos de CR7 fue un proceso imprevisible y veloz: un día se anuncian en redes sociales sin previo aviso, y de inmediato se incorporan al conjunto familiar. El nacimiento de Alana Martina fue un poco más normal, con algunas pocas fotos de ella embarazada. El primer y el segundo trabajo de Georgina Rodríguez son dos círculos apartados que se intersectan en un punto específico: a la hora de recuperar su figura después del embarazo. Pocos días después de la foto del nacimiento, ella ya subía fotos entrenando, con su figura despampanante de siempre.

Ya sea manteniendo y mostrando su cuerpo o dando luz a los hijos de CR7, la actitud de Georgina Rodriguez es la misma: la de una princesa orgullosa que, una vez que conoce su destino, está dispuesto a todo para merecerlo.

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